Hay días en los que no sé cómo explicar lo que siento. A veces estoy bien, a veces no. A veces simplemente estoy… en pausa.
Y justo ahí, una canción aparece.
No tengo que hablar, no tengo que justificarme. Solo cierro los ojos y dejo que suene “Mystery” de Matt Maltese, o “The Great Gig in the Sky” de Pink Floyd. Porque esas canciones no me piden que explique. Me abrazan sin hacer preguntas.
Escucho a Soda Stereo gritar “cuando pase el temblor” y siento que están hablando de mí. De ese pequeño terremoto emocional que llevo por dentro cada semana.
¿Por qué una canción me puede conocer mejor que alguien con quien hablo todos los días? Tal vez porque no juzga. Solo suena.
Y ahí es cuando entiendo por qué mi playlist está llena de canciones tan distintas: algunas me calman, otras me enfrentan. Algunas me hacen llorar, otras me dan fuerza.
Pero todas me ayudan a conocerme.
Por eso este blog existe: para hablar de esas canciones que me reconstruyen cuando estoy hecha pedazos, y de esas que me acompañan cuando ni yo me entiendo.
LAS CANCIONES QUE LLEVAN MI NOMBRE (CUANDO YO NO LO RECONOZCO)
Hay días en los que mi mente es un laberinto de cables sueltos. Palabras que no conectan, emociones que se niegan a ser traducidas. Y justo entonces, como un milagro técnico, aparece "The Great Gig in the Sky".
Pink Floyd no me pregunta "¿qué te pasa?". No me exige diagnósticos. Simplemente, deja que Clare Torry grite por mí. Esa voz que sube, que se retuerce, que llora sin letra… es el sonido puro de todo lo que no puedo decir. Y cuando termina, me siento vacía. Pero vacía como un vaso después de sed, no como un ataúd.
LAS QUE ME HACEN SENTIR PODEROSA (AUNQUE NO LO ESTÉ)
A veces, necesito mentirme un poco. Necesito ponerme "Live and Let Die" (Guns N’ Roses) a todo volumen y caminar por la calle como si tuviera un ejército detrás. La guitarra de Slash es mi armadura; la voz de Axl, mi grito de guerra. Por tres minutos, soy invencible. Por tres minutos, hasta mis heridas brillan.
Y luego está "Pet Sematary" de los Ramones. Porque ¿qué mejor manera de reírse de la muerte que con un riff acelerado y letras sobre gatos zombis? Es punk, es absurdo, es perfecto.
LAS QUE ME SACAN LOS RECUERDOS A LA FUERZA (Y YO SE LOS AGRADEZCO)
"Aún estás en mis sueños" (Rata Blanca) no es solo una balada. Es una máquina del tiempo. Cada vez que suena, vuelvo a tener 17 años y ese amor que creí sería eterno. El piano de Walter Giardino me obliga a recordar… pero también me recuerda que sobreviví.
Y luego está "Sara" de Starship. Esa canción debería venderse con un pañuelo incluido. Es curioso cómo una melodía tan dulce puede doler tanto. Pero duele bonito, como cuando presionas un moretón y sabes que, aunque duela, pronto sanará.
LAS QUE ME HACEN PREGUNTARME TODO (Y NADA A LA VEZ)
"Higher" de Creed no es solo rock. Es un sermón laico, una oración para los que dudan. Cuando Scott Stapp canta "Can you take me higher?", yo siempre respondo "Sí, pero no sé si estoy lista". Porque subir duele. Crecer duele. Y a veces, prefiero quedarme en el suelo, escuchando a Soda Stereo gritar "Cuando pase el temblor", como si ellos tuvieran la fórmula para sobrevivir a mis terremotos internos.
LAS QUE ME SALVARON (AUNQUE LOS ARTISTAS NUNCA LO SUPIERAN)
"In the Shadows" de The Rasmus fue mi himno en esos años en los que me sentía transparente. Lauri Ylönen cantaba "Do you see me now?" y yo le contestaba "No, pero por favor, sigue intentándolo".
Y "Just Like Heaven" de The Cure… Dios, esa canción es como encontrar un rayo de sol en un día gris. Es triste y alegre al mismo tiempo, como la mayoría de las cosas importantes en la vida.
"POR ESO ESCRIBO SOBRE MÚSICA"
Porque las canciones son testigos mudos de todo lo que he sido.
Los Bukis ("Tu cárcel") conocen mi lado dramático.
Vilma Palma e Vampiros ("Bye Bye") sabe que a veces solo quiero bailar para olvidar.
The Cure ("Lovesong") guarda secretos que ni yo misma entiendo.
Este blog no es solo sobre música. Es sobre todas las versiones de mí que viven en las letras de otros. Sobre cómo, cuando no tengo palabras, siempre hay un acorde, un riff, un grito que las encuentra por mí...